Cuando empiezas a trabajar en
una agencia de viajes, tienes que vender destinos en los cuales nunca has
estado, que son la mayoría. Pero muchos de ellos, debido a lo repetitivo de la
demanda, los vendes después de cierto tiempo con los ojos cerrados, sin necesidad
de haber puesto un pie en ellos. Conoces sus lugares de interés, sus playas,
sus rincones e incluso te permites el lujo de recomendar ciertos hoteles o
restaurantes. Todo ello gracias a la documentación que manejamos pero, sobre
todo, por las experiencias que los clientes han tenido allá donde les hayas
enviado y que muchos de ellos tienen a bien compartirlas, así que te vas
haciendo tu propia “biblioteca”, donde almacenas toda esa información.
Hay destinos que, ya sea por
desconocidos, inusuales o porque tienen “mala prensa” son mucho más difíciles
de vender. El caso de Rumanía es el ejemplo que resume a la perfección las tres
características que os comentaba anteriormente: desconocido, inusual y
con mala prensa. Esto último es
debido, como ya todos os podéis imaginar, a la inmigración.
Desgraciadamente, hemos
recibido tantos inmigrantes rumanos de etnia gitana y de mafias que han
delinquido tantísimo en nuestro país, que no hemos querido conocer ni al país
ni a la gente de bien que allí ó aquí tratan de salir adelante decentemente. Sobre todo
tratando de soltar el yugo comunista que, aunque sorprenda, todavía llevan a
cuesta desde la época de Ceaucescu.
Así que este tipo de destinos,
para poder venderlos bien, hay que conocerlos en persona. En mi caso, se me
presentó la oportunidad y la cogí. No iba a este destino con muchas
expectativas, porque yo también, al igual que mucha gente, tenía un concepto
muy negativo de Rumanía. Pero resultó que fue todo lo contrario. Me sorprendió
hasta límites insospechados. Este país tiene una riqueza paisajística, cultural,
histórica y mitológica brutal.
Trataré de resumiros, a grandes
rasgos, todo lo que Rumanía puede ofreceros:
Aquí tenéis una vista del
paisaje rumano.
Comenzamos a recorrerla:
Rumanía está dividida por las
siguientes regiones históricas: Valaquia, Transilvania, Moldavia y Drogobea, aunque
este viaje lo vamos a hacer sólo por dos de estas regiones: Valaquia y
Transilvania.
Nuestra primera parada va a ser
una pequeña localidad llamada Sighisoara en la provincia de Brasov. Esta bonita
localidad esta sumergida en los montes de los Cárpatos.
Los Cárpatos, espectaculares
montes, bellísimos... sólo con un ligero vistazo descubres una paleta de
colores inmensa que conjugan los verdes, marrones y ocres formando un paisaje
variopinto en cuestión de colores, y tupido y compacto en cuestión de cantidad
de vegetación. Es como si la naturaleza lo hubiera hecho a posta y hubiera
plantado cada árbol uno junto al otro para tapar cualquier hueco que quedara
vacío. Pero la belleza de estos montes es directamente proporcional al halo de
misterio que los envuelve, ya sea por el clima o la luz (especialmente en los
meses fríos), cuando los miras es inevitable sentir un pellizco, un escalofrío
que te recorre el cuerpo producto del temor que te transmiten
En estos montes, como os decía antes, se encuentra la localidad de Sighisoara. Ciudad que ha sabido conservar a la perfección las características de una típica ciudad medieval fortificada. Por eso ha sido considera por la Unesco patrimonio de la humanidad. Sighisoara, además, es conocida por ser el lugar de nacimiento de la figura más famosa, heroica y temida de Rumanía, Vlad Teples.
A este personaje, debido a su
importancia y a la huella tan importante que hoy en día aún sigue dejando tanto
en el paisaje como en la cultura histórica y mitológica de Rumanía, vamos a
dedicarle un apartado especial que desarrollaré en el siguiente artículo.
Os muestro unas imágenes de
Sighisoara para que podáis descubrir su belleza:
Otra población importante en
Rumanía es Brasov, una bella ciudad de estilo medieval. En el camino hacia
Brasov descubrí algo que me llamó poderosamente la atención y que nunca antes había
visto salvo en televisión o cine... y ahora entenderéis por qué os digo esto.
Muchísimas poblaciones de
Rumanía tienen sus nombres plasmados en gigantescos carteles al más puro estilo
de Hollywood, que me hizo plantearme la típica pregunta de ¿qué fue primero el huevo
o la gallina?...Es que no lo sabía, la verdad, puesto que era la primera vez
que lo veía y la ignorancia es lo que tiene. El guía sólo nos comentó el porqué
de esos carteles: su explicación fue que estos pueblos, al estar situados en
zonas elevadas, para no hacer subir al viajero hasta allí, ponían estos
carteles para avisar de qué población se trataba; muy práctico, la verdad.
Bueno, seguimos viaje y
llegamos a Brasov, como os decía, ciudad medieval y capital de la provincia del
mismo nombre, dentro de la región histórica de Transilvania. La ciudad está
llena de edificios barrocos, góticos y renacentistas que te obligan a mirar sus
variopintos edificios constantemente. Uno de los edificios más importantes y
conocidos es la “iglesia negra”, una iglesia barroca que recibió este nombre
después de un incendio que tiñó la piedra de negro. También tiene un teleférico
que te lleva a lo alto de la montaña, a la altura del cartel con el nombre de
la ciudad. Bueno, para subir hasta allí me tuvieron que convencer, pues tengo
un vértigo tremendo.
¿Véis el corte que tiene la montaña, como si
fuera un cortafuego? Por ahí subía el teleférico. Me decidí a subir porque iba
en contacto con la tierra que, si no, ni loca subo hasta ahí arriba.
Aquí tenéis algunas imágenes
más de Brasov:
Esta que véis es la iglesia
negra que, como ya os comenté, debe su nombre a un incendio que abrasó la
piedra, dándole ese color oscuro.
¡Puf! No sé yo, ¿eh? que decís?
¿Nos atrevemos?... Qué sí, que subimos... ¡Vamos allá!
Y yo que pensaba que lo peor
era el teleférico... Al llegar arriba nos encontramos con esto. ¡Jesús, qué
mareo!
Mirad la plataforma... ¡Cómo
sobresale sobre el precipicio!... Y fíjaos qué poca seguridad; esas barandas
tan frágiles y esos tablones de madera… Estaba apoyada contra la pared de la
montaña cuando saqué esta foto. Os podéis imaginar el poco espacio que había. Me
costó mucho concentrarme en disfrutar del paisaje porque estaba bastante
mareada...
¡jújú!
Ya está oscureciendo; nos vamos
a cenar a un sitio muy bonito. Se trata de un recinto enorme, como si fuera un
castillo, donde tienen exposiciones de
trajes rumanos y viandas varias -las típicas de estas tierras- y de las
conservas que hacen con estos alimentos. Nuestro guía (en la foto siguiente) nos
comenta los más importantes.
Fijaos en las tapas de los botes
de conservas; están hechas de hojas la mayoría de ellas.
Lógicamente, antes no existía el
plástico y usaban estas hojas no sólo para tapar, sino también para dar aroma a
los alimentos. Después de la cena, vuelta al hotel a descansar.
Bueno, amanece otro precioso
día en Rumanía y seguimos con nuestras visitas por este sorprendente país. De
momento las sensaciones son fantásticas y muy positivas; poco a poco se van
diluyendo todos los prejuicios que tenía sobre este país y sus gentes.
Hoy nos dirigimos a la
población de Sinaia, dentro de la región histórica de Valaquia, abandonando por
tanto ya, Transilvania. Todo ello, sin dejar en ningún momento la presencia
imponente de los montes Càrpatos como fondo del paisaje. A Sinaia nos dirigimos
para ver la joya de esta población: el Palacio Peles.
El Palacio Peles
Este palacio fue mandado
construir por el primer rey de Rumanía, Carol I, que antes de ser Rey se
llamaba Charles de Hohenzoller; como podréis suponer por este nombre, era
alemán. Así, el palacio se construyó al estilo renacentista alemán. Tiene la
fama de ser uno de los más bonitos de Europa, “una obra maestra de la
arquitectura renacentista nueva alemana”, dicen. Fue encargada su construcción
en 1873 y desde entonces se convirtió en la residencia de verano de la familia
real.
Desde luego, el Palacio es
precioso y sólo con mirarlo desde fuera aprecias la elegancia de su diseño. Una
vez entras en el Palacio, a medida que
vas viendo y te van explicando las estancias, vas descubriendo la opulentas
muestras de arte que contiene con adornos, muebles y materiales de toda Europa,
e incluso de Asia y Oriente Próximo, pues tiene un par de habitaciones
ambientadas: una en China y la otra al estilo árabe más puro.
En cuanto a algunos de los
adornos que puedes encontrar, se encuentran, por ejemplo: lámparas de araña con
cristal de Murano, vidrios de colores de Alemania, paredes cubiertas con cuero
de Córdoba, porcelanas de Meissen y Sevres, dentro del teatro que tiene en su
interior, que algunas de sus pinturas murales fueron realizadas por un
jovencísimo Gustav Klimt...etc.
Otra de las particularidades de
este palacio es que fue el primero en el mundo en tener electricidad procedente
de una central hidroeléctrica construida en un río cercano, además de ser el
primero también en disponer de calefacción central con un sistema de rejillas,
repartidas por todas las estancias y pasillos del palacio... curioso.
Nos acercamos al Palacio; estas
son unas construcciones que hay antes de llegar al mismo.
Ahí lo tenéis, camuflado y
enterrado entre los árboles, como si tuviera vergüenza de mostrarse en todo su
esplendor.
Esta foto es del patio de armas
del Palacio, fíjaos en las pinturas murales...son preciosas, no creeis?
Del interior del Palacio, no
hay fotos; estaba prohibido. Pero aquí tenéis otras de los jardines, también
preciosas.
Precioso, ¿verdad? Quizás este
palacio fue lo que más me sorprendió de todo lo que vi en este país. No me
esperaba que Rumanía tuviera este tipo de construcción tan rica y regia. Y, por
consiguiente, tampoco sabía que hubieran tenido una época tan dorada y
monárquica al más puro estilo europeo y al mismo nivel de las grandes realezas
del viejo continente.
Si bien es cierto que la idea
que yo tenía de Rumanía era de un país hermético y comunista, nunca llegas a
pensar que antes del comunismo hubo otra forma de gobierno y de estilo de vida,
al igual que Rusia, por ejemplo.
Y precisamente de esto, del
comunismo, es de lo voy a hablar ahora. Porque nos vamos ya a la capital, a
Bucarest. Esta ciudad es el gran bastión de la época Ceaucescu, con su
parlamento como joya y ejemplo del gran imperio que este personaje quiso crear no
para su país, sino para sí mismo.
Para construir el edificio del
parlamento, Ceaucescu hizo derruir barrios enteros de viviendas, alrededor de
7.000, además de decenas de iglesias y unos cuantos monasterios y sinagogas.
El parlamento, según el Libro Guinness
de los records, es el edifico administrativo más grande, caro y pesado del
mundo.
Se necesitaron más de 20.000
trabajadores repartidos en turnos de 24 horas para levantarlo. Fue una
dictadura tan dura y represiva que, por poneros un ejemplo, el final de este
dictador se gestó después de que éste ordenara al ejército disparar sobre la
población civil para sofocar las manifestaciones. Las fuerzas armadas acabaron
apoyando al pueblo y Ceaucescu tuvo que huir. Finalmente, fueron apresados él y
su mujer, y sometidos a un juicio sin posibilidad de defensa posible. Fueron
condenados a muerte por genocidio. Todo el proceso fue retransmitido por la
televisión para que la gente viese con sus propios ojos el fin de su gran
opresor.
Bueno, esto es a grandes rasgos
lo que ocurrió y aquí tenéis una foto de este edificio.
Yo
no fui capaz de fotografiarlo entero por muy atrás que me ponía. Por eso os
pongo esta imagen de archivo. Realmente es un edificio gigantesco.
Delante
de este edifico también se creó una avenida de kilómetros de longitud, repleta
de edificios que eran el alojamiento de las personas que trabajaban en el
parlamento. Mirad esta imagen:
Alucinante,
¿verdad? Fijaos el tamaño de los coches en comparación con la inmensidad de los
edificios y la avenida. Realmente impresiona. No puedes dejar de pensar la cantidad de gente que trabajaría en este edificio.
Por
último, si vais a visitar Bucarest, no podéis olvidar visitar el museo de las
aldeas. Un museo etnográfico al aire libre… ¡precioso! En él se recrean
construcciones típicas del mundo rural
rumano. Desde casas a iglesias, pozos, graneros, etc.
Como
véis, Rumanía tiene muchísimo que ver. Y eso que yo visité una pequeña parte
del país. Como anteriormente os comentaba, y para no hacer este artículo
demasiado largo, el siguiente artículo estará dedicado en su totalidad a la
figura de Vlad Teples, Vlad Dracul.
En
esa publicación recorreremos los lugares donde este personaje vivió y los lugares
donde se forjó su leyenda. Además de contaros un poco su vida.
(Quería pediros disculpa por algunos errores tipográficos que aparecen en el artículo. He intentado solucionarlos pero aún así, siguen apareciendo)
Primero, felicitarte por tu blog. Es muy distinto a lo que estamos acostumbrados a leer en Internet o en cualquier libro de viajes. Y segundo, decirte que tras leer tu artículo sobre Rumanía, he descubierto un país muy interesante, curioso y peculiar (como el nombre de tu blog) al que estoy deseando viajar.
ResponderEliminarEspérame en tu página web de turexey.com para hacer la reserva.
Enhorabuena por esta fabulosa publicación.
Fausto.
Muchas gracias. La verdad es que Rumanía es un país que merece la pena conocer. Se lo recomiendo a todo el momento. Veo que a ti no hace falta animarte. Para mí es una gran satisfación poder transmitiros un poquito de ilusión a través de mis experiencias. Gracias de nuevo
ResponderEliminarSi queréis leer más acerca de este destino, aquí os dejo un enlace de una blogera que,al igual que yo también quiere compartir con vosotros sus experiencias en los viajes que ha realizado.
ResponderEliminarhttp://www.mimaletayyo.com/2012/05/semana-santa-2012-en-rumania-un-dia-en.html