lunes, 14 de enero de 2013

RUMANIA



Cuando empiezas a trabajar en una agencia de viajes, tienes que vender destinos en los cuales nunca has estado, que son la mayoría. Pero muchos de ellos, debido a lo repetitivo de la demanda, los vendes después de cierto tiempo con los ojos cerrados, sin necesidad de haber puesto un pie en ellos. Conoces sus lugares de interés, sus playas, sus rincones e incluso te permites el lujo de recomendar ciertos hoteles o restaurantes. Todo ello gracias a la documentación que manejamos pero, sobre todo, por las experiencias que los clientes han tenido allá donde les hayas enviado y que muchos de ellos tienen a bien compartirlas, así que te vas haciendo tu propia “biblioteca”, donde almacenas toda esa información.

Hay destinos que, ya sea por desconocidos, inusuales o porque tienen “mala prensa” son mucho más difíciles de vender. El caso de Rumanía es el ejemplo que resume a la perfección las tres características que os comentaba anteriormente: desconocido, inusual y con mala prensa. Esto último es debido, como ya todos os podéis imaginar, a la inmigración.

Desgraciadamente, hemos recibido tantos inmigrantes rumanos de etnia gitana y de mafias que han delinquido tantísimo en nuestro país, que no hemos querido conocer ni al país ni a la gente de bien que allí ó aquí tratan de salir adelante decentemente. Sobre todo tratando de soltar el yugo comunista que, aunque sorprenda, todavía llevan a cuesta desde la época de Ceaucescu.

Así que este tipo de destinos, para poder venderlos bien, hay que conocerlos en persona. En mi caso, se me presentó la oportunidad y la cogí. No iba a este destino con muchas expectativas, porque yo también, al igual que mucha gente, tenía un concepto muy negativo de Rumanía. Pero resultó que fue todo lo contrario. Me sorprendió hasta límites insospechados. Este país tiene una riqueza paisajística, cultural, histórica y mitológica brutal.

Trataré de resumiros, a grandes rasgos, todo lo que Rumanía puede ofreceros:

El país de Vlad Teples, el país de los pueblos medievales de Transilvania, el país de los monasterios pintados de Bucovina, el de la arquitectura majestuosa de Bucarest, de los castillos de cuentos de hadas, de las montañas majestuosas de los Cárpatos, de los balnearios, del delta romántico del Danubio...vamos a viajar por sus leyendas, por sus calles, sus castillos y, en definitiva, vamos a pasear por la historia de este rico, culturalmente hablando, aunque maltratado y desconocido país.






Aquí tenéis una vista del paisaje rumano.

Comenzamos a recorrerla:

Rumanía está dividida por las siguientes regiones históricas: Valaquia, Transilvania, Moldavia y Drogobea, aunque este viaje lo vamos a hacer sólo por dos de estas regiones: Valaquia y Transilvania.

Nuestra primera parada va a ser una pequeña localidad llamada Sighisoara en la provincia de Brasov. Esta bonita localidad esta sumergida en los montes de los Cárpatos.

Los Cárpatos, espectaculares montes, bellísimos... sólo con un ligero vistazo descubres una paleta de colores inmensa que conjugan los verdes, marrones y ocres formando un paisaje variopinto en cuestión de colores, y tupido y compacto en cuestión de cantidad de vegetación. Es como si la naturaleza lo hubiera hecho a posta y hubiera plantado cada árbol uno junto al otro para tapar cualquier hueco que quedara vacío. Pero la belleza de estos montes es directamente proporcional al halo de misterio que los envuelve, ya sea por el clima o la luz (especialmente en los meses fríos), cuando los miras es inevitable sentir un pellizco, un escalofrío que te recorre el cuerpo producto del temor que te transmiten 



En estos montes, como os decía antes, se encuentra la localidad de Sighisoara. Ciudad que ha sabido conservar a la perfección las características de una típica ciudad medieval fortificada. Por eso ha sido considera por la Unesco patrimonio de la humanidad.  Sighisoara, además, es conocida por ser el lugar de nacimiento de la figura más famosa, heroica y temida de Rumanía, Vlad Teples.

A este personaje, debido a su importancia y a la huella tan importante que hoy en día aún sigue dejando tanto en el paisaje como en la cultura histórica y mitológica de Rumanía, vamos a dedicarle un apartado especial que desarrollaré en el siguiente artículo.




Os muestro unas imágenes de Sighisoara para que podáis descubrir su belleza:



















Otra población importante en Rumanía es Brasov, una bella ciudad de estilo medieval. En el camino hacia Brasov descubrí algo que me llamó poderosamente la atención y que nunca antes había visto salvo en televisión o cine... y ahora entenderéis por qué os digo esto. 





Muchísimas poblaciones de Rumanía tienen sus nombres plasmados en gigantescos carteles al más puro estilo de Hollywood, que me hizo plantearme la típica pregunta de ¿qué fue primero el huevo o la gallina?...Es que no lo sabía, la verdad, puesto que era la primera vez que lo veía y la ignorancia es lo que tiene. El guía sólo nos comentó el porqué de esos carteles: su explicación fue que estos pueblos, al estar situados en zonas elevadas, para no hacer subir al viajero hasta allí, ponían estos carteles para avisar de qué población se trataba; muy práctico, la verdad.
Bueno, seguimos viaje y llegamos a Brasov, como os decía, ciudad medieval y capital de la provincia del mismo nombre, dentro de la región histórica de Transilvania. La ciudad está llena de edificios barrocos, góticos y renacentistas que te obligan a mirar sus variopintos edificios constantemente. Uno de los edificios más importantes y conocidos es la “iglesia negra”, una iglesia barroca que recibió este nombre después de un incendio que tiñó la piedra de negro. También tiene un teleférico que te lleva a lo alto de la montaña, a la altura del cartel con el nombre de la ciudad. Bueno, para subir hasta allí me tuvieron que convencer, pues tengo un vértigo tremendo.


  ¿Véis el corte que tiene la montaña, como si fuera un cortafuego? Por ahí subía el teleférico. Me decidí a subir porque iba en contacto con la tierra que, si no, ni loca subo hasta ahí arriba.



Aquí tenéis algunas imágenes más de Brasov:












Esta que véis es la iglesia negra que, como ya os comenté, debe su nombre a un incendio que abrasó la piedra, dándole ese color oscuro.






De aquí vamos a dirigimos al teleférico; subamos para ver la ciudad desde arriba.




¡Puf! No sé yo, ¿eh? que decís? ¿Nos atrevemos?... Qué sí, que subimos... ¡Vamos allá!


Y yo que pensaba que lo peor era el teleférico... Al llegar arriba nos encontramos con esto. ¡Jesús, qué mareo!
 








Mirad la plataforma... ¡Cómo sobresale sobre el precipicio!... Y fíjaos qué poca seguridad; esas barandas tan frágiles y esos tablones de madera… Estaba apoyada contra la pared de la montaña cuando saqué esta foto. Os podéis imaginar el poco espacio que había. Me costó mucho concentrarme en disfrutar del paisaje porque estaba bastante mareada... 
¡jújú!


De vuelta al suelo...¡por fin!





Ya está oscureciendo; nos vamos a cenar a un sitio muy bonito. Se trata de un recinto enorme, como si fuera un castillo, donde tienen  exposiciones de trajes rumanos y viandas varias -las típicas de estas tierras- y de las conservas que hacen con estos alimentos. Nuestro guía (en la foto siguiente) nos comenta los más importantes.






Fijaos en las tapas de los botes de conservas; están hechas de hojas la mayoría de ellas.

Lógicamente, antes no existía el plástico y usaban estas hojas no sólo para tapar, sino también para dar aroma a los alimentos. Después de la cena, vuelta al hotel a descansar.

Bueno, amanece otro precioso día en Rumanía y seguimos con nuestras visitas por este sorprendente país. De momento las sensaciones son fantásticas y muy positivas; poco a poco se van diluyendo todos los prejuicios que tenía sobre este país y sus gentes.

Hoy nos dirigimos a la población de Sinaia, dentro de la región histórica de Valaquia, abandonando por tanto ya, Transilvania. Todo ello, sin dejar en ningún momento la presencia imponente de los montes Càrpatos como fondo del paisaje. A Sinaia nos dirigimos para ver la joya de esta población: el Palacio Peles.


El Palacio Peles

Este palacio fue mandado construir por el primer rey de Rumanía, Carol I, que antes de ser Rey se llamaba Charles de Hohenzoller; como podréis suponer por este nombre, era alemán. Así, el palacio se construyó al estilo renacentista alemán. Tiene la fama de ser uno de los más bonitos de Europa, “una obra maestra de la arquitectura renacentista nueva alemana”, dicen. Fue encargada su construcción en 1873 y desde entonces se convirtió en la residencia de verano de la familia real.  

Desde luego, el Palacio es precioso y sólo con mirarlo desde fuera aprecias la elegancia de su diseño. Una vez entras en el Palacio, a  medida que vas viendo y te van explicando las estancias, vas descubriendo la opulentas muestras de arte que contiene con adornos, muebles y materiales de toda Europa, e incluso de Asia y Oriente Próximo, pues tiene un par de habitaciones ambientadas: una en China y la otra al estilo árabe más puro.

En cuanto a algunos de los adornos que puedes encontrar, se encuentran, por ejemplo: lámparas de araña con cristal de Murano, vidrios de colores de Alemania, paredes cubiertas con cuero de Córdoba, porcelanas de Meissen y Sevres, dentro del teatro que tiene en su interior, que algunas de sus pinturas murales fueron realizadas por un jovencísimo Gustav Klimt...etc.

Otra de las particularidades de este palacio es que fue el primero en el mundo en tener electricidad procedente de una central hidroeléctrica construida en un río cercano, además de ser el primero también en disponer de calefacción central con un sistema de rejillas, repartidas por todas las estancias y pasillos del palacio... curioso.




 




Nos acercamos al Palacio; estas son unas construcciones que hay antes de llegar al mismo.





Estas casas parecen sacadas del cuento de Hansel y Gretel...




Ahí lo tenéis, camuflado y enterrado entre los árboles, como si tuviera vergüenza de mostrarse en todo su esplendor.




Aún se resiste, pero ya podéis intuir su belleza, ¿no creéis?





Esta foto es del patio de armas del Palacio, fíjaos en las pinturas murales...son preciosas, no creeis?
 


Del interior del Palacio, no hay fotos; estaba prohibido. Pero aquí tenéis otras de los jardines, también preciosas.









Precioso, ¿verdad? Quizás este palacio fue lo que más me sorprendió de todo lo que vi en este país. No me esperaba que Rumanía tuviera este tipo de construcción tan rica y regia. Y, por consiguiente, tampoco sabía que hubieran tenido una época tan dorada y monárquica al más puro estilo europeo y al mismo nivel de las grandes realezas del viejo continente.

Si bien es cierto que la idea que yo tenía de Rumanía era de un país hermético y comunista, nunca llegas a pensar que antes del comunismo hubo otra forma de gobierno y de estilo de vida, al igual que Rusia, por ejemplo.

Y precisamente de esto, del comunismo, es de lo voy a hablar ahora. Porque nos vamos ya a la capital, a Bucarest. Esta ciudad es el gran bastión de la época Ceaucescu, con su parlamento como joya y ejemplo del gran imperio que este personaje quiso crear no para su país, sino para sí mismo.

Para construir el edificio del parlamento, Ceaucescu hizo derruir barrios enteros de viviendas, alrededor de 7.000, además de decenas de iglesias y unos cuantos monasterios y sinagogas.

El parlamento, según el Libro Guinness de los records, es el edifico administrativo más grande, caro y pesado del mundo.


Se necesitaron más de 20.000 trabajadores repartidos en turnos de 24 horas para levantarlo. Fue una dictadura tan dura y represiva que, por poneros un ejemplo, el final de este dictador se gestó después de que éste ordenara al ejército disparar sobre la población civil para sofocar las manifestaciones. Las fuerzas armadas acabaron apoyando al pueblo y Ceaucescu tuvo que huir. Finalmente, fueron apresados él y su mujer, y sometidos a un juicio sin posibilidad de defensa posible. Fueron condenados a muerte por genocidio. Todo el proceso fue retransmitido por la televisión para que la gente viese con sus propios ojos el fin de su gran opresor.

Bueno, esto es a grandes rasgos lo que ocurrió y aquí tenéis una foto de este edificio.




Yo no fui capaz de fotografiarlo entero por muy atrás que me ponía. Por eso os pongo esta imagen de archivo. Realmente es un edificio gigantesco.

Delante de este edifico también se creó una avenida de kilómetros de longitud, repleta de edificios que eran el alojamiento de las personas que trabajaban en el parlamento. Mirad esta imagen:



 
Alucinante, ¿verdad? Fijaos el tamaño de los coches en comparación con la inmensidad de los edificios y la avenida. Realmente impresiona. No puedes dejar de pensar la cantidad de gente que trabajaría en este edificio.

Por último, si vais a visitar Bucarest, no podéis olvidar visitar el museo de las aldeas. Un museo etnográfico al aire libre… ¡precioso! En él se recrean construcciones  típicas del mundo rural rumano. Desde casas a iglesias, pozos, graneros, etc.









Como véis, Rumanía tiene muchísimo que ver. Y eso que yo visité una pequeña parte del país. Como anteriormente os comentaba, y para no hacer este artículo demasiado largo, el siguiente artículo estará dedicado en su totalidad a la figura de Vlad Teples, Vlad Dracul.

En esa publicación recorreremos los lugares donde este personaje vivió y los lugares donde se forjó su leyenda. Además de contaros un poco su vida.



(Quería pediros disculpa por algunos errores tipográficos que aparecen en el artículo. He intentado solucionarlos pero aún así, siguen apareciendo)